El milagroso señor de Guallatiri

Por Mario R. Durán Chuquimia (*)

A mi madre Yolanda Chuquimia, quien mediante sus recuerdos convertidos en palabras mantuvo vivos los relatos e historias de Corocoro.


Procesión del Milagroso Señor de Guallatiri en Corocoro (1980 - 1985).


En las minas bolivianas se registra un profundo sincretismo religioso, a la par de la veneración de las festividades y santos propios del catolicismo, así como  los ritos cristianos - protestantes, se venera a los deidades andinas y al Tío, caprichosa deidad protectora de los profundos socavones. Los habitantes de Corocoro, ciudad capital del extinto departamento de Mejillones, no fueron ajenos a dicho sincretismo, siendo una de sus expresiones las festividades  asociadas al catolicismo.


Durante el auge de la minería, en Corocoro, se erigieron muchas iglesias, algunas públicas otras familiares, siendo las más conocidas la iglesia dedicada a la Virgen de Asunción, que se caracteriza por tener un exclusivo estilo holandés, construida con planchas y maderas, cuya construcción data del año 1906. La otra, es la iglesia dedicada al Milagroso Señor de Guallatiri, ubicada al sur del cerro de Kori Kori, se debe destacar que la edificación y la festividad sobrevivieron el paso del tiempo y  la migración de los habitantes de Corocoro.


Iglesia del milagroso Señor de Guallatiri en Corocoro (2020).


El territorio cercano a la iglesia del milagroso Señor de Guallatiri, fue parte de una de las más grandes empresas trasnacionales dedicadas a la explotación del cobre, la empresa “The Corocoro United Copper Mines Limited” constituida en 1909, que poseía  515 reclamaciones para explotar dicho mineral, siendo las principales minas: Wisk'achani, anteriormente propiedad de por J. K. Child & Co., Ltd.; la Santa Rosa, anteriormente poseída por Carreras Hermanos; y el Guallatiri, anteriormente poseída por la Sucesión Noel Berthin. Años después, dicha empresa que tenía oficinas en Londres y cotizaba en la Bolsa de Valores de dicha ciudad, entablará un famoso juicio porque pretendía constituir un monopolio, monopolio que fue resistido por la “Compañía Corocoro de Bolivia” de capitales bolivianos y chilenos.



El periódico La Razón del jueves 4 de abril de 1946 en su artículo “El Señor de Guallatiri” anuncia que por primera vez se fotografió a dicha efigie, el artículo narra el origen de la efigie, mediante la voz de la abuelita Maria Apaza viuda de Martinez, quien recuerda las palabras de su esposo, nieto de Marcelino Ramirez, quien fuera fundador de la capilla que fue construida alrededor de 1815. Marcelino, su hermano junto sus esposas, trajeron  en andas desde Cuzco,  la efigie del Señor de Guallatiri, buscando un lugar donde erigir la capilla, descansando unos días en las cercanías al cerro Kori Kori,  cuando trataron de mover la efigie, pese al esfuerzo de los porteadores y los indígenas del lugar,  no pudieron mover la misma, por lo que decidieron construir la capilla en dicho lugar.


La abuelita Maria continúa su relato, el lugar que rodeaba la iglesia era un gran bofedal con abundancia de guallatas, aves que dieron el nombre a Guallatiri (en aimara, lugar donde habitan las guallatas). El corresponsal del periódico La Razón continúa su narración escrita, escribe que miles de devotos le atribuyen a la efigie la fama de milagroso y que la devoción a la misma se extiende por el país e incluye un testimonio de sanación, del ex-combatiente de la guerra del Chaco, Jose Mamani Quispe, quien adolecía de paludismo y parálisis.


Aunque existe otra narración, que relata que viajeros que transportaban productos en carretas, abandonaron una carreta por días, y al descubrirse su contenido, encontraron una efigie cristiana, cuando los pobladores intentaron transportar la efigie a la iglesia de nuestra señora de la Asunción, no pudieron mover la efigie, por lo que decidieron construir una capilla en el lugar en el que fue abandonada la carreta.  



Efigies del Milagroso Señor de Guallatiri.


Sobre este tema, Tatiana Suarez Patiño, especialista en preservación del patrimonio cultural, nos  comenta lo siguiente: "Las esculturas coloniales hechas por los maestros cusqueños poseen un alto nivel de detalle que durante mucho tiempo no ha podido ser imitado con tal precisión. Dicha calidad se puede apreciar todavía en la escultura del Señor de Guallatiri, a pesar de los repintes que recubren su policromía original".


Suarez continua: "Para la mirada profana, estos detalles son insignificantes, pasa desapercibida la estructura de los arcos superciliares encima de los párpados que cubren los ojos, o no aprecian lo sutil de la comisura de sus labios, o lo delicado que es su surco nasolabial, o las venas prominentes en las manos. Todo lo antes nombrado, es lo que le proporcionan al rostro de la imagen una apariencia real con armonía y sosiego, que luego se traduce en una sensación reconfortante para el devoto".


La especialista explica que: "La escultura del nazareno es un busto, la iconografía que presenta es similar a la del ecce homo; las manos atadas, marcas de suplicio, sostiene una vara y tiene un manto sobre sus hombros. Sin embargo, es posible que algunos de sus atributos hayan sido cambiados o añadidos, según su uso ritual".


Para finalizar, Suarez describe el valor del icono religioso: "Esta es una pieza muy particular, no solo por su calidad material, sino por todas las prácticas sociales y desarrollo territorial que ha propiciado la existencia de esta imagen, por este motivo, se debe preservar esta escultura, pues además de ser parte de la espiritualidad de los coroqueños, supone ingresos económicos y afinidades culturales entre varias comunidades de la zona".


Dado su valor e importancia, es recomendable que se realice un evaluación del estado de conservación de la imagen por un especialista en restauración en escultura policromada, y en función al diagnóstico, aplicar las medidas curativas y preventivas necesarias para asegurar preservación de esta imagen y todo lo que significa.


En la actualidad, la fiesta religiosa se lleva a cabo cada 14 de septiembre en devoción del Milagroso Señor de Guallatiri, en la que participan alrededor diferentes fraternidades compuestas por habitantes y residentes corocoreños, con danzas propias de Bolivia y auspiciadas por prestes. Se debe reconocer que al igual que antaño, la iglesia, el atrio y la plaza se encuentran refaccionadas con buen mantenimiento e iluminación, lo que no sucede con otros lugares históricos de Corocoro. 


Para las personas que deseen transportarse a Corocoro, se puede utilizar un vehículo particular o tomar un minibus de transporte público cuya parada se encuentra en la intersección entre la Av. Bolivia y la Av. A, a pasos del cruce Villa Adela en la ciudad de El Alto, el viaje dura unas dos horas por una carretera asfaltada y atraviesa bellos paisajes propios del altiplano y lugares turísticos como Viacha y Comanche. 


Agradecimiento


Debo agradecer a Tatiana Suarez, por la preservación fotográfica digital del reportaje sobre el Milagroso Señor de Guallatiri del periódico La Razón de fecha 04 de abril de 1946, reportaje periodístico que pasará a formar parte del patrimonio cultural de la ciudad de Corocoro.   


Notas:

El relato sobre la carreta que transporta la efigie del Señor de Guallatiri se encuentra en este enlace.

Una breve referencia sobre el Corocoro United Cooper Minnes se encuentra en este enlace.


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