LEYENDA del CÓNDOR JIPIÑA
de Antonio Paredes Candia
Pues
cuentan que hace mucho tiempo un cacique sabio gobernaba la ciudad de
Corocoro con justicia y bondad. El anciano tenía dos hijos, un varón,
que había heredado la prudencia y sabiduría del padre, y una muchacha,
bella como nadie.
Un día llegó un extranjero hasta la casa del cacique. Venía, según aseguró, de tierras lejanas y quería pedir la mano de la hija. El muchacho era fuerte y hermoso, y esperaba ser aceptado.
El cacique, sin embargo, le respondió de esta manera:
-Hermoso joven, tu petición me honra, pero eres un perfecto desconocido. Nada sabemos de ti ni de tu pueblo. ¿Puedes mostrar alguna prenda de tu origen?
Al muchacho, que no esperaba esta respuesta, las palabras del anciano le hirieron profundamente. Calló y, en silencio, abandonó el lugar sin que nadie en Corocoro se diera cuenta.
Pasó algún tiempo, y la historia del pretendiente de la hija del cacique se había olvidado. La muchacha estaba enamorada de un joven y con él subía hasta el cerro a charlar y a contemplar el paisaje. Un día de los que subieron, se dieron cuenta de que un cóndor volaba por encima de ellos y les observaba desde la distancia. Como el cóndor no se iba y volaba alrededor de ellos, la muchacha se asustó. Su enamorado le contestó:
-No te inquietes, mañana regresaremos con mi honda, y si aún está por aquí, le espantaré.
Al día siguiente, los jóvenes volvieron a subir al cerro, y al aparecer el ave, el muchacho hizo vibrar su honda y la lanzó con fuerza y precisión hacia el cóndor. Dentro había una piedra de oro.
El cóndor recibió un impacto en el pecho y, volando como pudo, llegó hasta una roca donde se posó,
moribundo. Wiracocha, dios de los dioses, lo transformó en roca.
Algún tiempo después, llegaron a Corocoro emisarios del imperio vecino: buscaban al príncipe Kuntur Mallku, que había salido de viaje por diferentes ciudades para buscar esposa y nunca había regresado.
Cuando llegaron donde el cacique, este les explicó que sí había pasado por allí, pero que, al no poder dar ninguna prenda de su procedencia, se había marchado.
Los hombres le contaron entonces que Kuntur Mallku era el único humano con el poder extraordinario de transformarse en cóndor. La hija, que estaba escuchando junto a su padre, al darse cuenta de lo ocurrido, se desmayó y vivió el resto de sus días con tristeza.
Al lugar donde el cóndor se transformó en piedra le llaman desde entonces «cóndor Jipiña» y, en aimara, esto significa `donde hace nido el cóndor'.
Fuente.
Un día llegó un extranjero hasta la casa del cacique. Venía, según aseguró, de tierras lejanas y quería pedir la mano de la hija. El muchacho era fuerte y hermoso, y esperaba ser aceptado.
El cacique, sin embargo, le respondió de esta manera:
-Hermoso joven, tu petición me honra, pero eres un perfecto desconocido. Nada sabemos de ti ni de tu pueblo. ¿Puedes mostrar alguna prenda de tu origen?
Al muchacho, que no esperaba esta respuesta, las palabras del anciano le hirieron profundamente. Calló y, en silencio, abandonó el lugar sin que nadie en Corocoro se diera cuenta.
Pasó algún tiempo, y la historia del pretendiente de la hija del cacique se había olvidado. La muchacha estaba enamorada de un joven y con él subía hasta el cerro a charlar y a contemplar el paisaje. Un día de los que subieron, se dieron cuenta de que un cóndor volaba por encima de ellos y les observaba desde la distancia. Como el cóndor no se iba y volaba alrededor de ellos, la muchacha se asustó. Su enamorado le contestó:
-No te inquietes, mañana regresaremos con mi honda, y si aún está por aquí, le espantaré.
Al día siguiente, los jóvenes volvieron a subir al cerro, y al aparecer el ave, el muchacho hizo vibrar su honda y la lanzó con fuerza y precisión hacia el cóndor. Dentro había una piedra de oro.
El cóndor recibió un impacto en el pecho y, volando como pudo, llegó hasta una roca donde se posó,
moribundo. Wiracocha, dios de los dioses, lo transformó en roca.
Algún tiempo después, llegaron a Corocoro emisarios del imperio vecino: buscaban al príncipe Kuntur Mallku, que había salido de viaje por diferentes ciudades para buscar esposa y nunca había regresado.
Cuando llegaron donde el cacique, este les explicó que sí había pasado por allí, pero que, al no poder dar ninguna prenda de su procedencia, se había marchado.
Los hombres le contaron entonces que Kuntur Mallku era el único humano con el poder extraordinario de transformarse en cóndor. La hija, que estaba escuchando junto a su padre, al darse cuenta de lo ocurrido, se desmayó y vivió el resto de sus días con tristeza.
Al lugar donde el cóndor se transformó en piedra le llaman desde entonces «cóndor Jipiña» y, en aimara, esto significa `donde hace nido el cóndor'.
Fuente.
Me escanta esta historia es donde mi mama nacio 😃
ResponderEliminare un niño
EliminarSúper. El vídeo
EliminarQue linda leyenda propia de la región del Altiplano Corocoro.
ResponderEliminarEs la leyenda de mi querido pueblo de COROCORO, que en un tiempo determinado fue declarado CIUDAD ILUSTRE.
ResponderEliminarCOROCORO, Ciudad cuprífera de nuestro país Bolivia.
ResponderEliminarEs historia . Muy buena.. me enanto
ResponderEliminarsi es cierto buena historia es hermosa
ResponderEliminarojio ojio ojio
ResponderEliminaro
ResponderEliminarmalm muy mal
EliminarEl pepe
ResponderEliminar😐
EliminarPura mierda
EliminarNo insultes es una leyenda
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
EliminarEte el shech
ResponderEliminar😐
EliminarQue hermosa leyenda ♥️
ResponderEliminarMmm q lindo
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