La Revolución Federal en Corocoro
por Mario R. Durán Chuquimia (*)
A mi madre Yolanda Chuquimia, quien con sus palabras mantuvo el recuerdo vivo sobre los sucesos de Corocoro.
Uno de los sitios históricos para visitar en Sucre, es el cementerio, cuyas mausoleos y lapidas tienen un estilo diferente e histórico, al ingreso, existen niños y jóvenes guían a los visitantes por el cementerio, entre ellos se destaca el Monumento en homenaje a los caídos de Ayo Ayo, el 24 de enero de 1899 acompañado del relato de la masacre de Ayo Ayo y Cosmini, donde 27 jóvenes universitarios de la elite de Sucre y sacerdotes fueron masacrados cruentamente por defender la permanencia de los poderes del Estado en Sucre, en tiempos de la Revolución Federal.
El historiador Alfredo Jauregui relata “(…) atravesaban la llanura los vencidos, los heridos, los salvados que al encontrar asilo, que creyeron seguro, en la casa de Dios, en el pueblo de Ayo-Ayo iban a hallar el ara del martirio siendo sacrificados en forma infernalmente bárbara, diabólicamente horrorosa, crispantes por su saña y refinamiento de crueldad”. Todos los años en Sucre, se realizan actos recordatorios de este hecho histórico relacionado con la Revolución Federal cuyo resultado fue el traslado de la capitalía a La Paz y la movilización indígena por el autogobierno, entre otros.
Los jóvenes universitarios mencionados participaron en las acciones del escuadrón Sucre, que cometió diversos abusos en el altiplano de Bolivia, como el saqueo, robo de ganado y caballos, incluso el fusilamiento de indígenas, estos hechos provocaron la reacción violenta de los indígenas.
Previo a los sucesos de la masacre de Ayo Ayo, el batallón Sucre fue derrotado en Corocoro, con combates protagonizados por indígenas, pobladores, mineros y obreros de Corocoro, donde se enfrentaron con revólveres, fusiles, qorawas y dinamita, al final, el escuadrón Sucre perdió el combate, abandono sus pertrechos y huyo hacia Ayo Ayo. El historiador Roberto Choque Canqui, en su obra “Pablo Zarate Willka y la rebelión indígena” con un amplio respaldo documental, escribe sobre dichos sucesos:
(…)
En un principio, resultaba muy difícil que los indígenas de las comunidades intervinieran voluntariamente en la guerra civil de 1898–1899. No obstante, cuando los soldados del piquete de húsares (caballería) provocaron la enemistad de los indios en su camino a Corococo, se desató una serie de enfrentamientos.
Así, después de que los soldados robaran ganado a las comunidades indígenas de Comanche y Corocoro, los comunarios trataron de recuperar sus posesiones, consistentes en 125 cabezas de ganado vacuno y 15 sunichos (caballos criollos), además de dos carros de provisiones, que posteriormente fueron transportados hasta Viacha (Condarco Morales, 1965: 201).
(…)
El 18 de enero de 1899, dos días después de haber llegado a Viacha, los 200 hombres del escuadrón Sucre salieron hacia el centro minero de Corocoro para comprar bastimentos (provisiones), especialmente instrumentos bélicos. Ole Sanstad, gerente de la Compañía Corocoro, les vendió pólvora, barretas y picos, que fueron trasladados sin novedad a Viacha. No obstante, en su segunda expedición a Corocoro, el escuadrón fue atacado por numerosos grupos de combatientes indígenas cerca de Coniri.
El resultado de este enfrentamiento fue una cantidad de bajas en el lado de los indígenas y la momentánea victoria de los constitucionalistas pues, pese al hostigamiento, lograron llegar al centro minero de Corocoro y posesionarse militarmente.
Tras una larga persecución, las masas indígenas también llegaron a Corocoro. Una vez ahí, coronaron las alturas que dominan el pueblo y con la ayuda de obreros y mineros comenzaron a sublevarse, movidos por las exacciones cometidas por el ejército unitario contra sus bienes y sus vidas.
Así, “al amanecer del día 22 [de enero de 1899] las huestes indígenas crecieron en número, engrosando sus filas muchos mineros y obreros del pueblo, armados de palos y piedras, amenazaban con un ataque general” a los soldados que defendían las bocacalles, haciendo reiterados disparos (Rodríguez Forest, 1999: 35).(19)
Finalmente, el escuadrón Sucre fue sitiado por cerca de tres mil indios y amenazado de muerte por los indígenas de Caquiaviri [Qaqayawiri], Viacha y Machaca, de la provincia Pacajes [Pakaxa]. Hacia las tres de la tarde, “arreció el ataque, obligando al escuadrón a una fuga precipitada, abandonando los cinco fogones, acémilas [mulas] y equipajes, etc. que fueron destruidos inmediatamente por el populacho” (alp/jcv, 1899: 2/8, f. 2).
Agotadas las municiones, el referido escuadrón se retiró en derrota por la vía de Topohoco [Tupüqu] hasta Ayo Ayo. Ahí, el 25 de enero de 1899, una
porción de los soldados pereció cruelmente en manos de los indígenas.
Murieron 33, entre soldados, vecinos y sacerdotes. Respecto a los indígenas, se encontraron más de 150 muertos a bala (ibid.: 81). (20)
Después de esa derrota militar para el Gobierno de Fernández Alonso, los rebeldes indígenas comenzaron a ejercer actos de terror en la población de Corocoro. Los indios de Caquiaviri, del ayllu Colque [Qulqi], y los de Llimpe [Llimphi] fueron los primeros en invadir la oficina de la gerencia de la Compañía Corocoro de Bolivia, de donde sustrajeron todo lo existente y destruyeron en su totalidad puertas, ventanas, archivos y mobiliario.
Enseguida, los indios de Viacha, Machaca y Topohoco, más algunos trabajadores de mina, saquearon las casas de Mariano Quisbert, Nicanor Oviedo, Pedro López, Antolín Uría, Adolfo Parrado y Alejo Barragán, así como la del doctor Cusicanqui (El Comercio, 1899d). En cambio, los indígenas de las comunidades más cercanas a Corocoro — Caquingora [Qaqinkura], Callapa [Qallapa] y Achiri [Jachiri]- decidieron no atacar al pueblo minero.
Dias después de la derrota del batallón Sucre, las tropas indígenas ingresaran a Corocoro, siendo recibidas con honores en Corocoro, pero esa es otra historia.
Sobre este periodo histórico, es interesante revalorizar la historia de Ole Sanstad, el saqueo de las empresas y comercios en Corocoro, los personajes corocoreños que tomaron partido en la Guerra Federal, el ingreso de las tropas indígenas a Corocoro y otros temas. Estos insumos servirán para promover actividades relacionadas con el turismo histórico, actividad que puede ser desarrollada en Corocoro.
NOTAS:
Citas del libro “Pablo Zarate Willka y la rebelión indígena”
(19) Los jóvenes del escuadrón Sucre “se sostenían en las esquinas, con bizarría deteniendo con actitud serena y seguros disparos fuerzas inmensamente superiores, ya que no era solo la honda del indio la única arma del enemigo, pero sino principalmente los fusiles y revólveres de los vecinos y lo que es peor todavía la dinamita de que profusamente y con maestría hacían uso los trabajadores de mina” (Rodríguez Forest, 1999: 35).
(20) Véase: Rodríguez Forest, 1999: 81. El autor copia una nota periodística en la que se afirma que los restos de las 33 personas muertas en Ayo Ayo tuvieron un lugar para reposar. Este lugar habría sido preparado cuidadosamente y con toda solicitud por el Comité Patriótico del pueblo de Sucre. Así, el Concejo Municipal de Sucre recibió esos restos y ordenó que “estén en capilla ardiente en el local de[l] Concejo hasta el día en que tendrán lugar las exequias. ¡Paz en la tumba para tan meritorios mártires! Sucre, diciembre 15 de 1905”.
(21) La batalla del Primer Crucero, del 24 de enero de 1899, recibe ese nombre porque se desarrolló en el llamado ‟crucero de Chacoma”, donde se juntaban y hacían cruz los caminos hacia Luribay y Ayo Ayo.
Lecturas adicionales:
La Universidad durante la Guerra Civil (1898–1899).
Pablo Zarate Willka y la rebelión indígena — Roberto Choque Canqui.
Masacres de Cosmini y Ayo Ayo.
(*) El autor es parte del Centro de Investigaciones Sociales “Yolanda Chuquimia”, centro que se dedica a la revalorización histórica de Corocoro.
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