A Corocoro en carro

 por Mario R. Duran Chuquimia

A mi madre Yolanda, quien con sus relatos mantuvo el recuerdo vivo de los sucesos cotidianos de Corocoro.

Bus de transporte publico — Fuente.

Hace mas de treinta y cinco años solo había dos formas de viajar de Corocoro a La Paz, la primera era encima de las bolsas de cal y estuco que se producían en las calizas de Pando, bolsas que se transportaban a El Alto y La Paz en camiones, por lo que durante el viaje, tu ropa y piel se cubría de polvo blanquecino y del polvo del camino, junto con las incomodidades propias del viaje sobre la carrocería del camión circulando por caminos de tierra que atravesaban el altiplano.

La otra forma, era viajar en el único bus que partía en las mañanas desde la plaza del Minero en Corocoro y retornaba en las tardes desde La Paz, el problema era el olor a combustible que impregnaba el vehículo y provocaba malestar e incluso vómitos en algunas personas, para evitar el malestar, tenias un sinfín de consejos de los otros pasajeros, que te sugerían cubrir el área del vientre con periódicos, tomar agua jabonosa, no comer y respirar y otras recetas, el viaje dolía, ya sea un dolor de cabeza o estomago, por eso, los asientos junto a las ventanas eran el lugar mas requerido por los pasajeros.

La tercera forma, era exclusiva, en vehículos de la Empresa Minera de Corocoro, transporte utilizado por personal técnico y administrativo de dicha empresa, tiempos de mineria nacionalizada.

Plaza del Minero — Corocoro. Fuente.

No se si es un recuerdo personal o un relato que se transformo en un recuerdo vivido: en un viaje de retorno a Corocoro, los pasajeros del camión se percataron porque un medico del Hospital Minero de Corocoro, viajaba sobre la carrocería junto al resto de las personas. Los viajeros, obreros de socavón, vecinos y comerciantes respetaban a los ciudadanos con educación universitaria y mas aun a quienes cuidaban la salud de los mineros, pidieron que el camión se detuviese y que, por favor, el medico viaje en la cabina del camión “en clase Panagra”, con referencia a los vuelos de dicha línea aérea ya extinta, en asiento acolchado y ventanas cerradas, con espacios para el chofer y dos personas.

Años después me contaron sobre las peripecias para que personas y camiones atraviesen el rio Pontezuelos, que se encuentra en las cercanías del ingreso a Corocoro y que en época de lluvias crecía en extensión y fuerza de sus aguas, quienes intentaban vadear sus aguas, debían hacerlo con pies descalzos, pantalón remangado y cruzar el rio encadenados por los brazos, por lo que el rio recibía la denominación de “quita calzón”; también que en época de lluvias, algunas partes del camino se convertían en un barrizal que impedía el avance de los vehículos, por lo que los pasajeros debían poner piedras grandes y paja para dar algo de solidez al terreno, para que las llantas del camión y el camión puedan avanzar.

Transporte de cobre de las minas de Corocoro, inicios del siglo XX — Fuente.

Si retrocedemos mas aun en el tiempo encontraremos referencias históricas a los viajes sobre lomos de mulas y caballos y carretas hacia los puertos chilenos transportando mineral de cobre e incluso bicicletas que recorrían el altiplano con rumbo a La Paz.

Parada del Sindicato “Cóndor Jipiña” — Fuente.

Ahora, hay una carretera asfaltada que une Viacha con Corocoro, esta carretera permite recorrer la distancia que separa ambas ciudades en menos de dos horas, aunque la carretera requiere mantenimiento preventivo y correctivo para evitar su deterioro, que en algunas partes es ya visible. La carretera es recorrida por servicios de transporte publico y privado mediante buses y minibuses, cuya parada se encuentra en el puente “borracho” de la ciudad de El Alto, ubicado en el cruce a Villa Adela.

(*) El autor vivió parte de su niñez en Corocoro.

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